DANA VALENCIA

LA DANA EN VALENCIA FORTALECE EL ESPÍRITU DE SOLIDARIDAD Y UNIDAD SOCIAL

La reciente DANA que ha azotado la Comunidad Valenciana ha dejado a su paso graves inundaciones y destrucción, afectando especialmente a numerosas familias de los pueblos que rodean la ciudad de Valencia. Sin embargo, en medio de la tragedia, ha emergido un fuerte sentimiento de unidad social, donde la colaboración y la solidaridad han sido los pilares fundamentales para apoyar a las personas más vulnerables.

La Parroquia de Monteolivete vive esta situación con tristeza y con espíritu de organización y solidaridad. En respuesta a la emergencia, la comunidad trabaja de manera coordinada para ofrecer ayuda inmediata y concreta a los afectados. La Comunidad de Misioneros Paúles, en particular, ha abierto las puertas de su casa para acoger a aquellas personas que han perdido sus hogares, ofreciéndoles un refugio temporal mientras se atienden sus necesidades más urgentes.

Además, un grupo de voluntarias de la Parroquia ha organizado turnos de acompañamiento para ofrecer apoyo emocional y logístico a los afectados, mientras que jóvenes y otros grupos de la comunidad se vuelcan en organizar labores de limpieza de casas, calles, espacios públicos y educativos. Las donaciones de alimentos, ropa y productos de limpieza serán distribuidas a su tiempo y según las peticiones recibidas, a través de Caritas parroquial, que ha habilitado un fondo económico destinado a aliviar la difícil situación de los afectados.

Este espíritu de unidad ha trascendido barreras, y ha puesto de manifiesto la importancia de mirar al prójimo como un hermano. La Parroquia de Monteolivete, junto con otros grupos de la sociedad, sigue trabajando de manera incansable para que nadie quede atrás, recordando que, en tiempos de adversidad, la solidaridad es la luz que nos guía hacia la esperanza.

Todas las Comunidades de Misioneros Paúles presentes en España se han puesto en contacto con la Comunidad local, han ofrecido sus oraciones, sus donaciones económicas, tanto personales como comunitarias, y así, comprobamos una vez más, que somos una Familia, que, en tiempos difíciles, sabemos permanecer unidos en aquél que nos llama cada día.

Desde aquí agradecer a tantas personas sus llamadas, preocupación, generosidad… y solo os pedimos: no olvidéis que esta situación sigue, que no termina, que queda mucho y es más necesaria que nunca la oración y la organización. Juntos y unidos, serviremos más y mejor.